Sin duda no son un fruto seco más. Además de sus propiedades nutritivas y saludables, su versatilidad en la cocina o su presencia como uno de los frutos secos de mayor tradición, las nueces encierran además diferentes mitos y curiosidades. Repasamos algunos:
¿De dónde vienen las nueces?
Las nueces un alimento extendido de forma muy amplia en Europa, y el propio nogal del que proceden, un árbol bastante común en nuestros paisajes. Además, su madera es de calidad, de bello aspecto y no sustancialmente cara, por lo que su uso es muy extendido tanto en mobiliario como en puertas, instrumentos musicales, etc.
Curiosamente, el origen del nogal se dice que es persa o chino (no está del todo claro), y que su trasvase a Europa llegó de manos de los romanos, extendiéndose por todo el Continente.
Usos… no sólo alimenticios
Todos conocemos la nuez como alimento, para tomar solo o bien usar en la cocina. Sin embargo, curiosamente tiene un sinfín de aplicaciones a partir de diferentes procesos de laboratorio: desde pasta dentífrica hasta esmaltes, pinturas, productos cosméticos, tintes o bebidas.
La buena memoria
Siempre, desde épocas muy remotas, se ha asociado la nuez a la buena salud y la memoria. En general, son un alimento muy beneficioso para la salud, gracias a su contenido nutricional, en el que se incluyen vitaminas B y C, fibra, proteínas, polifenoles o antioxidantes. En efecto, ayudan a la memoria e incluso se las asocia con la prevención del alzhéimer, y también son buenas para combatir el estrés, la fatiga e incluso para mejorar el buen humor.
Dormir bajo un nogal
Es un árbol frondoso y de aspecto elegante y robusto. Quizá alguna vez te haya ocurrido, en esas tardes calurosas de verano en el campo, que echaste una cabezada al cobijo de un nogal y, al despertar, sentías cierto dolor de cabeza. La explicación es sencilla: durante el proceso de maduración, las nueces emanan cierta cantidad de cianuro que tú inhalarías durante tu siesta.
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